VARIANTE GR 247.1 ETAPA 1: Prado Maguillo y Refugio Casa Forestal El Bodegón - Río Madera
Esta primera Etapa de la Variante GR 247.1 une dos de los pequeños núcleos habitados más emblemáticos del interior profundo del Parque Natural, en la Sierra de Segura. El primero es el formado por las aldeas de Los Anchos y Prado Maguillo, y el segundo el compuesto por las de Arroyo Canales y Río Madera.
Son aldeas de montaña aisladas, solitarias y rodeadas de un hermosísimo entorno. Las primeras, a mayor altitud, llaman la atención por la buena conservación de la arquitectura popular, de gran sencillez y con una estética plenamente integrada en el paisaje. Destaca el Área Recreativa de La Morringa, que es un espacio muy agradable y sombreado con fuente y mesas junto al Río Madera, cuyas aguas discurren mansamente entre la vegetación de ribera.
La mayor parte de la ruta discurre por la pista forestal que recorre el Valle del Arroyo de las Tres Aguas, enlazando los valles de Los Anchos y Río Madera a través de espesos bosques de pino laricio o salgareño. La Etapa es corta, y cabe la opción de encadenarla en una misma jornada con alguna de las otras Etapas del Sendero Bosques del Sur con las que enlaza, o con un tramo de ellas, pero recomendamos hacerla sin prisa y quedarse tranquilamente en cualquiera de los dos extremos de la misma, porque tienen sobrados atractivos para ello.
Información técnica
Nombre de Ruta Rutas Bosques GR247
Rutas Bosques GR247 1: VARIANTE GR 247.1 ETAPA 1: Prado Maguillo y Refugio Casa Forestal El Bodegón - Río MaderaHUSO 30S
Prado Maguillo: x537248 y4231561
Río Madera: x533157 y4233191
Prado Maguillo: x537136 y4231354
Río Madera: x533045 y4232984
DISTANCIA TOTAL (EN KILÓMETROS)7781
Tramo de asfalto o cemento 2,19 %
Tramo de pista o camino forestal o rambla 87,79 %
Tramo de senda 10,02 %
tramos-de-Vía-pecuaria 0 %
TIEMPO DE MARCHA ESTIMADOO
2 h 12 minDESNIVEL MÁXIMO248 m
DIFICULTAD. VALORACIÓN SEGÚN MÉTODO MIDE
1
MEDIO.
Severidad del medio natural
1
Irinerario
Orientación en el itinerario
1
Desplazamiento
Dificultad en el desplazamiento
2
ESFUERZO.
Cantidad de esfuerzo necesario
DISTANCIA TOTAL (EN KILÓMETROS) 19540 M
Inicio
A Prado Maguillo se llega tomando un desvío en la aldea de La Venta Rampias, que está en la carretera JF-7038.
Final
A la Aldea de Río Madera se accede desde Segura de la Sierra por la JF-7038, y desde Hornos por la JF-7039, que arranca de la carretera A-317a que remonta la Garganta de Hornos.
PUNTOS INTERMEDIOS
LUGAR
POSICIÓN
TIPO DE VÍA
Km 6,7
Carretera
CICLABILIDAD
Algunos repechos fuertes poco antes del final de la Etapa en Río Madera
PUNTOS DE AGUA
Prado Maguillo, Área Recreativa La Morringa, Arroyo Canales, Río Madera
PUNTOS DE AVITUALLAMIENTO
En el sendero: No hay
Cerca del sendero: Segura de la Sierra
ENLACES CON OTROS SENDEROS
GR-147, PR-A 199
Rutómetro
Prado Maguillo
Nuestra ruta comienza en Prado Maguillo, una pequeña aldea de montaña muy cerca de Los Anchos. Ambas están en un entorno de extraordinaria belleza y conservan bastante bien la arquitectura popular. Salimos entre huertas, la mayoría ya abandonadas, y a los 500 metros, a la izquierda hay un pequeño cerro al que es imprescindible subir (son muy pocos metros) para recrearse en las maravillosas vistas que se contemplan desde él: el valle de Los Anchos en primer plano y, al fondo, las crestas de El Calarico, Poyo Gavilán y Poyo Alto.
A la izquierda sale un camino que, al cabo 650 metros, nos lleva a la Casa Forestal El Bodegón, una de cuyas construcciones auxiliares ha sido rehabilitada como refugio. La Casa y el almacén –al que se llamaba barraca- ya están en ruinas, pero el paraje, que es un amplio claro en pleno bosque, es encantador.
Volviendo a nuestra ruta, continuamos bajando por la solitaria pista forestal en medio de un gran bosque de pino laricio o salgareño con sotobosque de encina, un paisaje cautivador que nos acompañará hasta el final de la Etapa. Vamos entre la Loma del Mirandante y el Calar de Peña Rubia, por el encajado valle del Arroyo del Prado de los Fresnos.
Pronto oiremos el rumor de sus aguas, mezclado con el canto de la abundante avifauna forestal. A la derecha, al otro lado del valle, aparece la inconfundible silueta de Peña Rubia, con sus paredones verticales que, haciendo honor a su nombre, tienen un llamativo color dorado y sepia que se acentúa con las últimas luces de la tarde.
A la altura del kilómetro 3, aproximadamente, en el fondo del va ...
A la izquierda sale un camino que, al cabo 650 metros, nos lleva a la Casa Forestal El Bodegón, una de cuyas construcciones auxiliares ha sido rehabilitada como refugio. La Casa y el almacén –al que se llamaba barraca- ya están en ruinas, pero el paraje, que es un amplio claro en pleno bosque, es encantador.
Volviendo a nuestra ruta, continuamos bajando por la solitaria pista forestal en medio de un gran bosque de pino laricio o salgareño con sotobosque de encina, un paisaje cautivador que nos acompañará hasta el final de la Etapa. Vamos entre la Loma del Mirandante y el Calar de Peña Rubia, por el encajado valle del Arroyo del Prado de los Fresnos.
Pronto oiremos el rumor de sus aguas, mezclado con el canto de la abundante avifauna forestal. A la derecha, al otro lado del valle, aparece la inconfundible silueta de Peña Rubia, con sus paredones verticales que, haciendo honor a su nombre, tienen un llamativo color dorado y sepia que se acentúa con las últimas luces de la tarde.
A la altura del kilómetro 3, aproximadamente, en el fondo del va ...
A la izquierda sale un camino que, al cabo 650 metros, nos lleva a la Casa Forestal El Bodegón, una de cuyas construcciones auxiliares ha sido rehabilitada como refugio. La Casa y el almacén –al que se llamaba barraca- ya están en ruinas, pero el paraje, que es un amplio claro en pleno bosque, es encantador.
Volviendo a nuestra ruta, continuamos bajando por la solitaria pista forestal en medio de un gran bosque de pino laricio o salgareño con sotobosque de encina, un paisaje cautivador que nos acompañará hasta el final de la Etapa. Vamos entre la Loma del Mirandante y el Calar de Peña Rubia, por el encajado valle del Arroyo del Prado de los Fresnos.
Pronto oiremos el rumor de sus aguas, mezclado con el canto de la abundante avifauna forestal. A la derecha, al otro lado del valle, aparece la inconfundible silueta de Peña Rubia, con sus paredones verticales que, haciendo honor a su nombre, tienen un llamativo color dorado y sepia que se acentúa con las últimas luces de la tarde.
A la altura del kilómetro 3, aproximadamente, en el fondo del valle confluyen las aguas del Arroyo del Prado de los Fresnos con las de los Arroyos de La Cerecera y La Cuesta del Majano. Por eso, a partir de ese punto, el cauce que resulta tiene el bello nombre de Arroyo de las Tres Aguas.
El ambiente fresco y umbrío del valle propicia la existencia de acebos aislados, pudiendo admirar un pequeño grupo de ellos en el kilómterom 3,8. Un poco más adelante vemos abajo las ruinas del Molino de Peña Rubia y su antigua conducción de agua, que nos hablan de un pasado en el que se trabajaba para sobrevivir, pero donde el agua era mucho más abundante, porque la que circula en la actualidad apenas podría mover la rueda de un molino con la necesaria continuidad.
En el kilómetro 4,4 hay un manantial de agua que sale a través de una conducción por el lado derecho de la pista forestal.
Puente sobre el Arroyo de Las Tres Aguas
La ruta llega al fondo del valle y cruzamos sobre este río, que poco después afluye al Río Madera. Es un lugar refrescante con abundancia de mimbreras y juncos, al igual que el cruce sobre el Río Madera por un vado unos 400 metros más adelante. La lámina de agua que tenemos que atravesar suele ser muy delgada, pero si ha llovido mucho puede tener alguna dificultad. También hay que tener prudencia en invierno, época en la que puede tener una capa de hielo. A partir del vado, y ya por el Valle del Río Madera, caminamos otros 400 metros con el río a nuestra derecha. En este tramo apreciamos que la vegetación es abundante, pero además hay que saber que las condiciones de frescor y humedad convierten a la zona en un enclave con una relevante importancia botánica. Hay, por ejemplo, una población de un equiseto (similar a la cola de caballo) denominado Equisetum palustre, planta propia del norte cuyas escasas poblaciones andaluzas sólo están en este Parque Natural. También se puede ver la centaurea (Centaurea nevadensis), exclusiva de las sierras calizas del este y sureste de España, y la ajonjera de Cazorla (Carlina baetica), una planta de distribución restringida al Parque Natural y sierras cercanas.
Área Recreativa de La Morringa
Este Área es un buen lugar para descansar e incluso para echarse una siesta, tal vez por eso los serranos le pusieron este nombre, que en el habla local es sinónimo de soñarrera. Es un espacio muy agradable y sombreado que dispone de fuente y mesas junto al Río Madera, cuyas aguas discurren mansamente entre la vegetación de ribera. Después salimos a la carretera del valle de Río Madera y caminamos por ella apenas 200 metros para tomar un camino que sale a nuestra izquierda. Se trata de un jorro (vía de saca de madera) con algunos repechos que al poco se convierte en senda. En el kilómetro 7, 4 llegamos a un collado donde se abren vistas hacia el pequeño Valle de Arroyo Canales, donde vemos la aldea del mismo nombre en la que finalizará nuestra Etapa. En este mismo collado cruzamos una pista forestal que, hacia la izquierda, nos llevaría a los cortijos de Los Jarales y Los Asperones.
Arroyo Canales y Río Madera
La Etapa termina en la pequeña aldea de Arroyo Canales, unos metros después de atravesar el arroyo del mismo nombre y las huertas que riega. Por la carreterita que pasa por la aldea, a la derecha, llegaríamos en unos minutos a la aldea de Río Madera, que tiene menos casas, pero que con su ermita, su venta, su plazuela y su antigua casa forestal ha sido siempre y sigue siendo el lugar de referencia del frondoso y seductor valle de Río Madera. Si en vez de bajar a la aldea de Río Madera queremos continuar por la Etapa 2 de la Variante GR 247.1, solo hay que cruzar Arroyo Canales, y al llegar a la carretera seguir por el camino que arranca enfrente.
Información Complementaria
El cortijo serrano, una combinación entre lo práctico y lo sencillo
El Valle de Los Anchos, del que parte esta ruta, es tal vez la zona donde mejor se conserva lo que queda de la arquitectura popular de estas montañas. Joaquín Gómez Mena, un excelente conocedor del Parque Natural, resume sus características principales.
La vivienda serrana, como norma general, es de planta rectangular y tiene gruesos muros que oscilan entre 50 y 70 centímetros, hechos con piedras y tobas unidas con argamasa, lo que sirve de protección contra el calor veraniego y contra el frío del invierno. La superficie de este rectángulo oscila entre los 25-35 metros de ancho por 30-40 de largo.
En la planta inferior se sitúan por lo general tres estancias que se encuentran alineadas. La primera es una cocina-comedor, donde se está la puerta de acceso a la vivienda y que tiene una o dos ventanas no muy grandes. En esta cocina-comedor se encuentra el hogar o chimenea, que tiene la doble función de calentar la habitación en invierno y de servir para guisar la ...
El cortijo serrano, una combinación entre lo práctico y lo sencillo
El Valle de Los Anchos, del que parte esta ruta, es tal vez la zona donde mejor se conserva lo que queda de la arquitectura popular de estas montañas. Joaquín Gómez Mena, un excelente conocedor del Parque Natural, resume sus características principales.
La vivienda serrana, como norma general, es de planta rectangular y tiene gruesos muros que oscilan entre 50 y 70 centímetros, hechos con piedras y tobas unidas con argamasa, lo que sirve de protección contra el calor veraniego y contra el frío del invierno. La superficie de este rectángulo oscila entre los 25-35 metros de ancho por 30-40 de largo.
En la planta inferior se sitúan por lo general tres estancias que se encuentran alineadas. La primera es una cocina-comedor, donde se está la puerta de acceso a la vivienda y que tiene una o dos ventanas no muy grandes. En esta cocina-comedor se encuentra el hogar o chimenea, que tiene la doble función de calentar la habitación en invierno y de servir para guisar la ...
El cortijo serrano, una combinación entre lo práctico y lo sencillo
El Valle de Los Anchos, del que parte esta ruta, es tal vez la zona donde mejor se conserva lo que queda de la arquitectura popular de estas montañas. Joaquín Gómez Mena, un excelente conocedor del Parque Natural, resume sus características principales.
La vivienda serrana, como norma general, es de planta rectangular y tiene gruesos muros que oscilan entre 50 y 70 centímetros, hechos con piedras y tobas unidas con argamasa, lo que sirve de protección contra el calor veraniego y contra el frío del invierno. La superficie de este rectángulo oscila entre los 25-35 metros de ancho por 30-40 de largo.
En la planta inferior se sitúan por lo general tres estancias que se encuentran alineadas. La primera es una cocina-comedor, donde se está la puerta de acceso a la vivienda y que tiene una o dos ventanas no muy grandes. En esta cocina-comedor se encuentra el hogar o chimenea, que tiene la doble función de calentar la habitación en invierno y de servir para guisar la comida y calentar el agua.
En la mayoría de las viviendas, a ambos lados de la chimenea se sitúan dos alacenas empotradas en la pared, donde se guardan los útiles de cocinar. A veces en uno de estos huecos se situaban las cantareras con el agua que se traía de la fuente.
Las otras dos estancias son sendos dormitorios, uno para el matrimonio y otro para los hijos. Cuentan con pequeñas ventanas de ventilación y son muy austeros, pues en ellos solo hay una cama y un arcón para guardar las ropas. De uno de los dormitorios parte la escalera que da acceso al piso superior, donde se encuentra la cámara.
El techo de esta planta es de altura descendente, o como hoy decimos, abuhardillado, debido a que el tejado se hace inclinado, generalmente a un agua, para que corran las aguas de lluvia. Esta cámara tiene una o dos pequeñas ventanas para airear la estancia, donde se curan y guardan los productos de la matanza. El techo de la cámara se encuentra sin enlucir, quedando a la vista los rollizos de madera que hacen de vigas y los tablones de madera colocados encima de estos. Finalmente, sobre los tablones se disponen una capa de barro y las tejas.
Junto a las estancias humanas, pero separadas por un muro y con entradas independientes, se sitúan las cuadras para el ganado, que disponen de pesebres para mulos y asnos. En algunos cortijos estas cuadras se encuentran separadas de la vivienda, frente a esta o a un lado de la misma. Otras construcciones del cortijo separadas de la vivienda familiar son los corrales y apriscos para las cabras y ovejas, la cochinera y el gallinero.
También existen otras infraestructuras de uso común para diferentes familias de una cortijada. Entre ellas destacan las eras para trillar el grano, que se sitúan sobre terrenos por lo general altos y bien ventilados para aprovechar el efecto del aire, son casi siempre de forma circular y su suelo está realizado con cantos rodados, perfectamente colocados como si de un mosaico se tratara. Muchas de estas eras se encuentran en la actualidad abandonadas y es lamentable que acaben perdiéndose en un futuro próximo, porque forman parte del patrimonio cultural de las comarcas del Parque Natural.
Otro elemento de uso común es el horno de pan, construido a base de piedra y barro y de forma abovedada. Se puede encontrar sobresaliendo de los muros de la vivienda a la que está adosado o, más frecuentemente, como una construcción independiente entre otros edificios del cortijo. La planta de estos hornos suele ser de forma circular o cuadrada, y se cubren con teja árabe.
También las fuentes y lavaderos, que eran elementos esenciales en la vida cotidiana de la aldea, son otro patrimonio que en muchos lugares se está perdiendo y que, aunque la instalación agua corriente en las casas haga que apenas se usen, deberían mantenerse perfectamente conservados.