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Campos Hernán Perea

, Segura de la Sierra

Los Campos de Hernán Pelea –o Perea, como suele ser denominado en los muchos mapas- conforman la altiplanicie más extensa de España: tienen una altitud media de 1600-1700 metros y una extensión de más de cinco mil hectáreas. Este vasto altiplano representa uno de los paisajes más grandiosos y originales del Parque Natural, netamente diferente de todos los demás.

Su paisaje es un exponente del modelado kárstico. Nadie puede afirmar que conoce a fondo el Parque si no ha recorrido las sobrecogedoras llanuras casi desarboladas de los Campos. El pastoreo de alta montaña es aquí el verdadero protagonista; una actividad que, desde hace siglos, ha permitido la vida en estos remotos territorios, patria de la oveja de raza segureña.

Dicen que en Los Campos se palpa la soledad. Aquí no hay menos gente que en las zonas arboladas del Parque, porque es frecuente encontrar algún pastor. Lo que ocurre es que la despejada amplitud que percibe nuestra mirada nos hace más conscientes de nuestra pequeñez que en las densas zonas boscosas.

El comienzo real de los Campos de Hernán Perea lo encontramos a unos 11 km de Don Domingo, una vez sobrepasado el refugio de Cañada Hermosa, primero de los tres refugios que apoyan a los montañeros en esta ruta. Fueron construidos por el ICONA en los años setenta y se encuentran junto al camino principal, que avanza rodeado por ligeras depresiones, dolinas y agrias cuerdas rocosas de origen calizo.

Las duras condiciones climáticas han creado una vegetación muy adaptada de piornos, espino albar y enebro común (rastrero). También encontraremos algunos trozos sembrados de cereal, y desde luego muchas plantas herbáceas de las que se alimenta el ganado.

Si hacemos el camino en invierno, con la nieve cubriendo su singular orografía, tenemos la sensación de cruzar un paisaje ártico. Hay que informarse muy bien de la climatología, porque una fuerte nevada nos puede poner en serios aprietos. La primavera es la mejor época para visitar los Campos, cuando las condiciones son menos exigentes, aunque un buen consejo para cualquier época es no abandonar en ningún momento el camino principal que cruza la altiplanicie de norte a sur.

Te sugerimos:

  • A unos 3,5 km de Don Domingo se encuentra el famoso Pino Galapán, un ejemplar de pino laricio de 39 metros de altura muy conocido en la zona. Es obligada una respetuosa visita a este “gigante” de la sierra de Segura.
  • Las aves rapaces sobrevuelan majestuosamente este paraje durante todo el año. Los prismáticos te serán de gran utilidad para intentar distinguir el águila real, el buitre leonado o … ¿tal vez el quebrantahuesos?. Los muflones son muy abundantes.
     
  • No debemos olvidar que la belleza y la grandiosidad de los Campos encierra importantes peligros en determinadas épocas del año. El invierno, que aquí abarca casi todo el otoño y parte de la primavera, puede sorprender con gigantescas nevadas que eventualmente pueden atrapar a los visitantes, o dejarlos sin las escasas referencias visuales en la altiplanicie. De cualquier manera, para transitar por estos parajes siempre hay que usar vehículos todo terreno, al menos dos coches, para llegado el caso prestarse apoyo, dado que no hay cobertura de telefonía. Se desaconseja internarse en los meses invernales o en las horas del crepúsculo o la noche, y siempre dejar dicho a terceras personas que se inicia esa excursión.

Desde Santiago de la Espada tomamos la A-317 en dirección a La Puebla de Don Fadrique. A 2,1 km, a la derecha, encontramos la carretera JF-7091 que va hacia La Matea. Cogemos esta carretera y la seguimos hasta la aldea de Don Domingo. La pista forestal en dirección a Rambla Seca nos lleva hasta los Campos de Hernán Perea.

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