En la Mota, desde donde se divisa Granada, parte de la campiña de Córdoba y toda la sierra sur de Jaén, tenemos la fortaleza medieval con una imponente Torre del Homenaje, en la cual podemos ver un Museo histórico de Alcalá y la iglesia abacial de Santa María, en su mayor parte obra renacentista realizada a lo largo de todo el siglo XVI y parte del siguiente, reconstruida recientemente; la parte de los pies es la más antigua y por el contrario la cabecera la más moderna. Los Maestros Martín de Bolívar y Ambrosio Vico, responsables de la mayor parte revelan la influencia granadina en su construcción, pero al final estará Ginés Martínez de Aranda, maestro baezano afincado en Castillo de Locubín, y arquitecto de confianza del Abad Maximiliano de Austria, quien en la última década del siglo XVI se ocupó de ésta y otras obras de fortificación en la misma Mota, antes de partir con el Abad a Cádiz y más tarde a Santiago de Compostela, donde diseñaría la famosa escalera del Obradoiro en la catedral. Un antecedente de dichas escaleras a pequeña escala puede verse en las Casas de Cabildo, edificio clasicista, junto a la iglesia.
Descendiendo hacia la ciudad nueva, la antigua iglesia de Santo Domingo, es la primera y más antigua, hoy en ruinas, de traza gótica, aunque con sacristía de finales del siglo XVI, dentro de la tradición vandelviriana.
Algo más abajo, ya en la parte alta de la nueva Alcalá, la iglesia de San Juan Bautista, data también de fines del siglo XVI (lo más antiguo: la capilla de la Concepción, de Ginés Martínez de Aranda), terminándose en el siglo XVII, dentro de la severidad clásica.
Ya, en el corazón del Llanillo”, la Plaza del ayuntamiento señala el centro neurálgico de una ciudad trazada con calles rectas, presidida por el edificio del Cabildo, obra del segundo tercio del siglo XVIII, pero terminado bajo el gusto neoclásico de la Academia. Célebre es su Reloj, fechado en 1791, del famoso relojero Fernando de Tapia y Castillo. En su interior destaca un retrato de Fernando VII, de Vicente López; el pendón de la ciudad, bordado, y una serie de cuadros religiosos del pintor local Luis de Melgar (siglo XVIII) y una “muerte de la Magdalena”, atribuida a Bocanegra.
Al lado, la calle Bordador, nos recuerda el lugar donde nació el celebérrimo escultor Juan Martinez Montañés, del cual existe monumento escultórico en la Plaza, obra de Jacinto Higueras.
Situándonos en la arteria principal que recorre “El Llanillo”, la Carrera de las Mercedes, encontraremos los hitos monumentales más importantes así como un conjunto de casas historicistas de comienzos del siglo XX remarcables. Al comienzo prácticamente de la carretera-calle, el Convento de Consolación, al fondo de la calle Real que desciende desde La Mota, alberga a la imagen de la patrona de Alcalá: la Virgen de las Mercedes, en un templo barroco con buenos retablos del siglo XVIII y una sacristía de planta poligonal, que al igual, que el antiguo claustro, conocido como el “Toril”, es obra de Juan de Aranda Salazar.
Algo más adelante, el Convento de la Encarnación, obra del siglo XVII, de construcción sencilla, pero que guarda en su clausura una interesante colección artística, sobre todo de Niños Jesús barrocos. Al lado, el Palacio Abacial, de 1781, obra barroca clasicista, propia de esa etapa final del siglo XVIII, y muy restaurada desde la segunda mitad del siglo XX, alberga hoy un interesante Museo de la Ciudad.
Al desembocar en el Paseo de los Álamos, donde se situaba la puerta de entrada a la ciudad desde Granada, encontramos una pieza excepcional del Renacimiento: Pilar de los Álamos, adosado al comienzo de la calle de su nombre, cuyos fantásticos relieves de excelente calidad están relacionados con las labores escultóricas del renacimiento granadino, en la línea del italiano Jacopo Florentino y de Diego de Siloe.
Frente al pilar, la Iglesia de San Antón, oculta en su volumetría exterior una planta oval, fruto también del barroco clasicista que domina en el último tercio del siglo XVIII a la ciudad y del que también es buena muestra la Iglesia de Las Angustias, en la calle homónima, paralela a la principal. Esta iglesia guarda además parte del retablo renacentista de pintura de la iglesia de Santo Domingo, obra del pintor Juan Ramírez, y otras atribuidas al pintor local Melchor de Raxis, descendiente de una familia de artistas venidos de Cerdeña, y a la que pertenecería otro ilustre imaginero: Pablo de Rojas.
Interesante y recomendable es un recorrido por el borde oriental de la ciudad, desde la Ermita de San Marcos, que conserva parte de su traza del siglo XVI, hasta la de La Verónica, coronando la loma frente a La Mota, con una excelente panorámica de la fortaleza y de la ciudad.
Para reponer fuerzas la gastronomía alcalaína nos brinda a través de su oferta de hostelería un buen surtido de tapas y platos singulares, entre los que ha alcanzado fama singular el “pollo a la secretaria”.
Y entre los acontecimientos culturales que han traspasado los límites provinciales, esta Etnosur, festival de músicas de todo el mundo con un atractivo programa complementario de actividades lúdicas y educativas, que se celebra en el mes de julio. Digna de ver es asimismo la Semana Santa alcalaína declara de Interés Turístico de Andalucía.
Muy peculiares son además en Alcalá la Real sus aldeas, que se expanden en un radio cercano en torno a los cinco o diez kilómetros, de gran belleza paisajística e incluso con piezas monumentales dignas de reseñarse, como Santa Ana, con su iglesia del siglo XVI de portada siloesca, o La Pedriza, con un buen retablo barroco.
Podemos pernoctar tanto en Alcalá como en alguno de los alojamientos rurales que nos ofrecen estas aldeas de alrededor antes de emprender el viaje de regreso a Jaén o continuar la visita en Alcalá.
La vuelta nos va a llevar a través de la agreste Sierra Sur de Jaén, otro “paraíso natural”, este menos conocido, en el que encontraremos aquellas villas que fueron asentamientos de colonización en el siglo XVI, acabada la guerra con los nazaríes para repoblar esta línea de frontera.
El camino lo podemos tomar a partir de Santa Ana en dirección a Frailes o bien saliendo de Alcalá por la A-403 y a la altura de la aldea de Ribera Baja, tomar el desvío, JV-4302, que nos conduce a Frailes, pasando por las aldeas de Ribera Baja y Ribera Alta.