Castillo de Sabiote

Castillo de Sabiote. 23410, Sabiote Cómo llegar

Monumento Histórico-Artístico. Declarado 03/06/1931. D. Leopoldo Torres Balbás apuntaba en 1920 la relación existente entre los castillos-palacio de Canena y Sabiote con los de la Calahorra (Granada) y VélezBlanco (Almería). Efectivamente, todos ellos están hermanados, pues responden a una misma idea: ennoblecer y dar fama a sus promotores, grandes prohombres del Renacimiento español. En la Calahorra, don Rodrigo Díaz de Vivar, Marqués del Zenete, en Vélez Blanco, don Pedro Fajardo, y en Sabiote y Canena don Francisco de los Cobos, el famoso secretario del emperador Carlos V. Cuando Cobos adquirió Sabiote y Canena en 1537 y 1539 respectivamente, debió concebir la idea de reformar o construir de nuevo las viejas fortalezas medievales de ambos enclaves.

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La villa de Sabiote, conquistada en el siglo XIII por Fernando III, pasó en 1257 a la Orden de Calatrava, permaneciendo bajo su jurisdicción hasta la compra por Cobos en el citado año de 1537. A la Orden de Calatrava se debe la nueva planificación defensiva del antiguo hisn islámico; sobre él se construirá el castillo cristiano. Se levantan de nuevo torres y murallas de mampostería, reforzándose con igual material las antiguas defensas islámicas. Cronológicamente el castillo calatravo de Sabiote puede situarse entre los siglos XIII-XIV.

Este es el castillo que adquirió el secretario Cobos y sobre el conjunto del mismo proyectó la gran reforma renacentista, mediatizada sin duda por las estructuras antiguas medievales. Hasta el momento se desconoce documentalmente el proceso constructivo de ambos castillos. Los únicos datos que atestiguan que Cobos fue el promotor se encuentran en la fundación del Mayorazgo (9-XI-1541) y en su testamento (4 de mayo de 1547), en el que da libertad a todos sus esclavos cristianos que le sirvieron en su casa como en la construcción de los castillos de Sabiote y Canena.

En relación con la arquitectura militar, Cooper apunta hacia a uno de los mejores ingenieros europeos al servicio del Emperador: el italiano Benedetto de Ravenna. En cualquier caso, la importancia del castillo de Sabiote radica en ser el primero de los castillos españoles conservados en aplicar los principios de la fortificación abaluartada. Si para el proyecto castrense contó Cobos con planos italianizantes o incluso con la participación directa de un ingeniero militar, para el resto de la fábrica palaciega todo apunta hacia la intervención de Andrés de Vandelvira. Chueca Goitia piensa que Vandelvira debió contar con el asesoramiento de un especialista en arquitectura militar, quedando el resto en sus manos. Por nuestra parte, y sin invalidar tal apreciación, pensamos que tanto en Sabiote como en Canena es más que probable la participación del arquitecto Luis de Vega y del escultor Esteban Jamete.

Vandelvira, Luis de Vega y Jamete estaban trabajando para Cobos en la primera mitad del XVI en Úbeda y lógicamente en ellos tuvo que recaer el grueso de la dirección y ejecución de las obras de los dos castillos. Las obras esenciales de la nueva fábrica renacentista del castillo de Sabiote se desarrollaron entre los años 1537 a 1543, fecha esta labrada en el hermoso escudo que preside el patio principal; otras intervenciones se han documentado en el siglo XVII, quedando parcialmente arruinado el conjunto en el XIX.

El castillo renacentista enmascaró totalmente el antiguo medieval al ser incorporado y forrado con las cortinas, plataformas y torres nuevas fabricadas con mampostería regular y sillería; troneras de buzón y ovaladas, espingardas, casamata, almenado apiñonado para albergar hermosos escudos, y otros muchos detalles hacen del exterior del castillo de Sabiote una fábrica imponente cara al pueblo. El acceso se ennoblece con una portada con grutescos y las armas de Cobos y María de Mendoza. Ya en el interior, y tras atravesar un grandioso arco carpanel, el espectáculo que se nos presenta a la vista es un tanto desolador pues la ruina inunda el conjunto, especialmente en el espacio que ocuparon el patio y las dependencias, de los cuales meros vestigios recuerdan un pasado esplendoroso.

No obstante, gracias a las labores de limpieza de los años 1981-82 podemos hacernos una idea de la riqueza y belleza del patio, ya que salieron a la luz numerosas piezas: fustes, basas, basamentos, capiteles, cornisas, enjutas, heráldica, balaustres, zapatas, etc.; este estaba conformado por dos pandas en tres de sus lados, pues el cuarto está delimitado por la gran cortina que discurre desde la torre del homenaje a la portada de acceso a la fortaleza; la panda inferior estaba articula con arcos de medio punto apeados en columnas jónicas, la superior -adintelada- con antepecho abalaustrado, basamentos, columnas jónicas y zapatas. La calidad de las tallas, así como su perfecta estereotomía, hacen de este patio una de las piezas más sobresalientes de nuestra arquitectura palaciega renacentista.